A continuación presentamos un artículo reflexivo escrito por el compañero Hans Schulz Díaz de Quinto Año e Interno de Enfermeria, Ex integrante del Centro de Estudiantes de Enfermería USACH durante los años 2011 y 2012. Esto con el fin de dar una reflexión respecto al proceso de cambio de malla curricular que está sufriendo esta carrera durante este año y el próximo, proceso también general en nuestra universidad en los últimos años, que en lineas generales se ajusta a los requerimientos del modelo neoliberal más que a generar otro tipo de profesionales.
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En tiempos de
movilizaciones y organizaciones ciudadanas espontáneas pidiendo ser escuchados,
solicitando la reivindicación de sus derechos fundamentales y la resolución de
los problemas que verdaderamente los aquejan en su día a día. Es necesario
preguntarnos entonces, qué pasa en el sector de la salud, pero para ser más
específico: ¿cuál es la motivación de los estudiantes de la salud por
solucionar los problemas de la comunidad?
El sistema de
salud está viciado. Hoy existe una mirada mercantil en ella, donde las acciones
se reducen a costos, la frase: “Hospital como empresa”, nos presiona a creer
que porque una institución de salud efectivamente trabaja en base a ingresos
estatales, debe también otorgar ganancias. Este supuesto fortalecimiento del
sistema público de salud, es disfrazado con el argumento del
autofinanciamiento. Cada hospital deberá subsistir por sus propios medios,
gestionando sus recursos, mejorando instalaciones, equipos, personal y cuanto
se requiera para aumentar la calidad del producto.
Esta
concepción de empresa en el sistema público de salud, que se ha instalado muy
rápidamente en la teoría, ya que se puede apreciar en las mallas curriculares
de las ciencias de la salud. Asignaturas como Gestión, Administración y
Contabilidad a lo largo de la carrera, transforman a los estudiantes en
profesionales adoctrinados bajo un sistema capitalista y reduccionista de la
salud como un producto con un costo monetario asociado.
Los
estudiantes y profesionales de la salud prefieren hoy realizar pos títulos y
posgrados en Administración, porque comprenden que el surgimiento de la salud
pública está en la visión de empresa, porque si una Clínica u Hospital Clínico
lo hace de esta forma, entonces con los recursos públicos más un aporte de cada
usuario –o sea el pago-, ocurrirá lo mismo. Pero se equivocan. Cuando uno se
encuentra en el Hospital, varias situaciones comienzan a llamar la atención: el
Director es un Ingeniero Comercial, y él es quien toma decisiones económicas/clínicas.
Ahora si bien,
administrar recursos no es el problema, entonces cuál. Bajo mi punto de vista,
el problema está en la deficiente educación de los profesionales de la salud en
asignaturas como Política y Salud Pública. ¿No les parece raro que las grandes
demandas de salud nazcan de los usuarios y no de quienes trabajan y estudian en
salud? El verdadero cambio debe nacer desde las entrañas de la institución, de
quienes saben y entienden por qué los usuarios nos están enrostrando las
deficiencias de nuestro trabajo.
Las mallas
curriculares deberían estar basadas en la mirada de la Salud Pública y de la
Política –sí, desde la política y la filosofía, desde las Ciencias Sociales
mismas-, sobre todo en una Universidad con un rol de servicio público –en su
teoría al menos-. Nuestros estudiantes, futuros profesionales debieran ser los
encargados de terminar con abusos de un sistema que nos consume, de empoderar a
las comunidades para que exijan el respeto de sus derechos, para empaparlos de
conocimientos y que sean capaces de gestionar su propia salud de manera
responsable. Un estudiante con una mirada que valore el sistema público, los
derechos fundamentales de las personas y que sin miedo sea capaz de organizarse
y movilizarse, es un profesional que ejercerá y administrará una institución
desde la mirada clínica misma, donde la decisión estará centrada en lo
verdaderamente importante: el paciente.
Un estudiante
políticamente activo con mirada crítica de la sociedad y con ideas de
contribución y retribución de los beneficios que obtuvo durante su educación,
es un profesional que comprenderá que la salud no se resume a costos, sino que
se resume responsabilidad con otros.
Concluyo
diciendo que prefiero la combinación clínica-política que clínica-económica,
que prefiero estudiantes de la salud empoderados, empoderando, organizando y
dirigiendo. Las Ciencias Médicas o de la Salud, son un híbrido entre las
ciencias biológicas y las sociales, lo somos desde el minuto en que decidimos
de hablar de la holística y del ser biopsicosocial.
Este país se
merece un salubrista como dirigente, pero no por poder, sino por su rol
público, que es el único camino para mejorar la salud de Chile, de un Chile
enfermo.
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